El Fundador Morihei Ueshiba nació en Noviembre de 1883
en Tanabe, provincia de Kii (ahora conocida como Prefectura de Wakayama), una
península centro-sureña de la isla principal de Japón. Hasta los 14 ó 15 años
tuvo un aspecto débil, pues era de cuerpo menudo y delgado. Pero, en realidad
era fuerte, y su comportamiento muy distinto al de los demás. Desde los diez
años ya había mostrado interés por el budo. Su padre, Yoroku, era miembro del
consejo local y el principal funcionario del pueblo.
Los llamados matones del
pueblo, cabecillas de la oposición política a su padre, solían venir a su casa
a negociar y a veces le maltrataban seriamente. A los doce años, el Fundador,
viendo que esto sucedía con demasiada frecuencia, tomó una firme decisión: juró
hacerse fuerte a toda costa y expulsar a los ofensores de su padre. En 1901
cuando tenía 18 años, dio sus primeros pasos encaminados a conseguir tan
enérgica ambición. Fue a Tokyo para convertirse en un gran comerciante, empleando
muchos días trabajando como mayorista en la calle y estudiando jujutsu por las
noches en la Kito ryu. A veces iba a escuchar también discursos políticos. Pero
a los pocos meses se le declaró la enfermedad del beriberi, afectándole al
corazón, y tuvo que regresar a su casa. Entonces decidió fortalecer su cuerpo
y, tras recuperarse, comenzó a andar dos millas y media diarias. Lo llevó a
cabo durante diez días; luego durante veinte más, y finalmente empezó a correr.
Poco a poco desarrolló fuerza física y fue capaz de levantar simultáneamente
dos fardos de paja de arroz, cuando antes había sido incapaz de levantar ni
siquiera uno.
Hacia los veinte años su aspecto empezó a cambiar. Aunque seguía
siendo de baja estatura, era más fuerte que el resto de la gente. Pero esto no
le satisfacía y fue a Sakai a estudiar Yagyu-Ryu jujutsu. En esa época se
dedicó a asuntos pesqueros y se vio involucrado en problemas de límites de su
pueblo, ayudando a resolverlos, lo que le dio cierto renombre en la localidad.
En general se vio mezclado entonces en tantas actividades que llegó a preocupar
a su padre.
Estaba lleno de vigor juvenil y su espíritu era
inquebrantable, de tal manera que si había alguien que hiciera el doble que la
gente normal, él hacía el cuádruple. Si los otros podían con 80 libras, él
podía con 160. Su fogoso temperamento encontró ocasión de expresarse en los
concursos de tortas de arroz de su pueblo. En dichos concursos, un gran cazo de
arroz especialmente cocinado se deposita en un inmenso mortero o cuenco de
piedra y se golpea con una gran almádena parecida a un mazo de madera con
cabeza alargada. Un asistente voltea continuamente el arroz mientras se golpea,
y éste se va transformando en una sustancia pastosa en forma de tortas planas,
que se dejan enfriar antes de comer. El peso de la almádena, su difícil manejo
y la fuerza y frecuencia con que hay que golpear exigía una gran potencia
física para poder hacer tortas. En estos concursos, el Fundador era capaz de
rivalizar al principio con cuatro jóvenes fuertes; después con seis, y luego
incluso con diez, y todos eran siempre vencidos. Solía ir a otros pueblos a
golpear arroz y llegó incluso a romper muchas veces la almádena, de tal manera
que la gente se veía en la necesidad de rechazar educadamente sus ofrecimientos
de ayuda para hacer tortas. En lugar de eso le servía té con pastas a la manera
japonesa reservada para los invitados ilustres con el fin de tenerle alejado de
la zona donde se fabricaban tortas.
Cuando la situación entre Rusia y Japón se hizo
alarmante, expresó sus deseos de hacerse soldado y se alistó en el regimiento
Wakayama. Allí demostró sus excelentes cualidades en todas las facetas del
entrenamiento físico, y aunque era un simple soldado de a pie llegó a reparar
en él el propio comandante del regimiento. Medía sólo 157 m de altura, pero era
muy corpulento y pesaba más de 81 kilogramos, y siempre era el mejor de su
unidad cuando se trataba de gimnasia dura, de correr o de cargar. Como Japón
estaba en guerra el entrenamiento era el doble de duro de lo normal y muchos
soldados desertaban. Pero el Fundador marchaba a la cabeza de las filas
llevando el pesado equipo de dos o tres personas. Fue considerado un hombre
valioso en la campaña de Manchuria, y previno en varias ocasiones crisis entre
las tropas. En consecuencia, al licenciarse, sus superiores le pidieron que se
alistara voluntario en el servicio regular y que entrara a la academia militar.
Con ente objeto recibió diferentes visitas del jefe de la compañía, del jefe de
batallón y del jefe de regimiento. Si bien se negó a entrar en la academia, no
deseaba volver a su vida normal, y así, el brioso joven se convirtió en líder
de una comunidad de su pueblo, Tanabe, administrando los asuntos de su
distrito. En esa época, Kiyoichi Takagi, entonces un simple 3º Dan de judo,
visitó el pueblo natal del Fundador y éste consiguió reunir un grupo de alumnos
para que Takagi enseñara en el Club Juvenil. Más tarde, Takagi llegó a
convertirse en 9º Dan de judo. El propio Fundador estudió judo también con gran
diligencia. Pero entonces, quizá debido a la fatiga ocasionada por su vida
militar, debió permanecer durante cerca de medio año, sufriendo grandes dolores
de cabeza y una rara dolencia que preocupó mucho a sus padres. Sin embargo,
finalmente, se recuperó por completo.
En la primavera de 1910 solicitó irse
como colono a Hokkaido, en la frontera norte de Japón en ese momento. Sentía
mucha ilusión por cambiar de aires y por la oportunidad de trabajar en una
tierra sin desarrollar. El Fundador llegó a Hokkaido en marzo de 1911 al frente
de un grupo de pioneros de su región, y comenzó a cultivar la tierra en torno a
Shirataki, comarca de Mombetsu y provincia de Kitami. Ya en la treintena y en
todo su vigor tras haber recuperado su salud y renovado el espíritu se dedicó
de lleno a sus obligaciones. Su condición física mejoró enormemente y aprendió
a montar, yendo de un lado para otro por las montañas y los campos por
exigencias de su trabajo, teniendo a veces que afrontar tormentas y soportando
rigurosos fríos. Su audacia le llevó a ser elegido en 1911 miembro del consejo
del pueblo de Kamiyubetsu, en Shirataki. Asesoró y alentó al Mayor Urataro
Kaneshige en favor de los colonos, y estaba en contacto con la Oficina del
Gobernador en Hokkaido. Organizó una asociación para que se construyera la
Línea Sekihoku, cuya finalidad era tender una vía de tren en el distrito, y fue
encargado de presidir dicha asociación. Sus desinteresados esfuerzos le ganaron
el reconocimiento público, y en 1912, los habitantes de Shirataki (un área de
cerca de 25 millas cuadradas) le dieron un pleno voto de confianza por sus
actividades y le llamaron respetuosamente el “Rey de Shirataki”.
En esta época estaba en Hokkaido Sokaku Takeda, un
maestro de la Daito-ryu de Jujutsu. Se puede decir que la mayor influencia
técnica para el desarrollo del Aikido fue el Daito-ryu jujutsu. Este arte, que
se dice que es continuación de la tradición marcial del Clan Aizu, tiene
cientos de años, y fue propagada en muchas áreas de Japón durante la época
Meiji, Taisho, y más recientemente en los periodos Showa, por el famoso artista
marcial, Sokaku Takeda. Conocido tanto por su habilidad marcial como por su
dureza de carácter, Takeda había usado su habilidad en más de una ocasión en
torneos a vida o muerte. La teoría del Daito Ryu jujutsu es profunda y sus
técnicas muy numerosas.
Takeda tenía 44 años cuando se reunió por primera vez
con Morihei Ueshiba, que tenía 32 años, en el Hotel de Hisada en Engaru
(Hokkaido), en Febrero de 1915, el cual le dijo: “Tienes un potencial y una
habilidad excepcionales; por tanto te enseñaré”. Este encuentro marcó el
principio de una larga y provechosa asociación entre los dos, que duró más de
20 años.
Los estudios de Daito Ryu del Fundador comenzaron, pues,
en 1915, y en 1916 ya había obtenido el preciado certificado que avalaba su
dominio de Daito Ryu. A lo largo de este periodo no llegó a los cien días de
estudio personal con Takeda, entrenando y estudiando el resto del tiempo por su
cuenta. Los documentos del Daito-ryu demuestran que Ueshiba participó en varios
seminarios impartidos por Takeda en 1916. Ueshiba también invitó a Takeda a su
casa, donde recibía clases intensivas, en privado, sobre técnicas altamente
refinadas de Daito-ryu. Desafortunadamente, los detalles de este estudio son
desconocidos. Ueshiba abandonó Hokkaido en diciembre de 1919, después de
recibir un telegrama en el que se le notificaba la situación crítica de la
enfermedad de su padre. Encargó el cuidado de su casa, una modesta estructura
de madera, a Takeda y volvió a su ciudad natal de Tanabe. Durante el viaje hizo
una parada inesperada en Ayabe, el centro de la religión Omoto, para rezar por
la vida de su padre. Desde niño siempre se había inclinado de forma natural
hacia el estudio del pensamiento espiritual, siendo profundamente comprendido
por sus padres en este sentido. Cuando tenía siete años estudió con el
sacerdote Mitsujo Fujimoto, el Templo JIzoji de la Secta Budista Shingon, y con
diez años estudió Budismo Zen en el Templo Homanji, en Akitsu. A medida que fue
creciendo, su búsqueda del alimento espiritual aumentó, visitando templos
siempre que podía para pedir orientación. Si bien el primer motivo para visitar
a Deguchi fue el deseo de que su padre se curara, sin embargo, al oír hablar al
sacerdote, su profunda visión espiritual le causó una gran impresión.
Cuando llegó a su casa, su padre había muerto.
Afrontando la muerte de la persona más querida en el mundo, el Fundador juró
ante su tumba salir de su estancamiento mental, evolucionar e intentar
desentrañar el secreto del budo. A partir de aquí su vida cambió enormemente. A
veces se subía a lo alto de una roca y rezaba piadosamente, o se arrodillaba en
algún lugar en la cima de una montaña recitando continuamente oraciones Shinto.
Sus antiguos amigos del pueblo estaban extrañados de este cambio y les
preocupaba su salud mental. Ueshiba decidió trasladarse con su familia (en
aquel momento eran su mujer, su madre, y sus dos hijos) a Ayabe, instalándose en
1920; buscaba una luz que alumbrara su corazón. Una casa al pie de la montaña
donde estaba situado el templo principal se convirtió en su hogar. Por
recomendación de Deguchi, Ueshiba abrió su primer dojo en su casa, conocido
como el Ueshiba Juku Dojo, donde enseñaba Daito-ryu a estudiantes, muchos de
los cuales eran miembros de la religión Omoto.
Dos años después, en abril, Sokaku Takeda apareció en
Ayabe con su mujer, su hermana, y su hijo de seis años, Tokimune, el más tarde
maestro principal de Daito-ryu. La cuestión sobre si Takeda se invitó a sí
mismo, o fue invitado por Ueshiba a Ayabe es, de momento, irresoluble y las
versiones oficiales del Daito-ryu, y las fuentes fidedignas de Aikido difieren
considerablemente. Lo que sí se sabe es que Takeda estuvo durante 5 meses
enseñando a miembros del Ueshiba Juku Dojo, y que, al final de ese periodo,
Ueshiba fue premiado con el certificado kyoju
dairi, que acredita su status oficial como instructor de Daito-ryu. Takeda
y Deguchi no se llevaban muy bien. Aunque en ningún evento se demuestra que la
relación entre Sokaku y su más famoso estudiante, Morihei Ueshiba, fueran
tensas durante el periodo Ayabe. Después Takeda se marchó en septiembre de
1922; los dos se veían de vez en cuando, aunque Takeda visitó a Ueshiba varias
veces en su último dojo en Tokyo. A Ueshiba se le reconoció como un buen
maestro jiu-jitsu en Tokyo, mientras Takeda continuó viajando por todo Japón,
dando seminarios principalmente a jueces, oficiales de policía, oficiales del
ejército, etc. Aunque Ueshiba y Takeda mantenían un pequeño contacto por
correspondencia.
De nuevo, Ueshiba fue premiado, ahora acreditado como
maestro de Daito-ryu. Además de Ueshiba, recibieron dicho diploma Kenji Tomiki,
Minoru Mochizuki, Rinjiro Shirata, y Gozo Shioda. En la moderna psicología, la
relación entre Morihei Ueshiba y Sokaku Takeda podría ser calificada como de
“amor-odio”. Es difícil enumerar hechos históricos que lo demuestren, al igual
que hay pocos que demuestren lo contrario; incluso hoy en día sigue la
discusión entre sucesores de Ueshiba y de Takeda sobre este tema. Esta claro
que Ueshiba tenía un profundo respeto por la habilidad técnica de Takeda, y por
otro lado Takeda consideraba al fundador del Aikido como uno de sus más
prometedores estudiantes.
Es posible que el problema entre los dos fuera la
exigente personalidad de Sokaku, la actitud independiente y la orientación
espiritual de Ueshiba, sumado a los imprecisos acuerdos financieros respecto a
la obligación de Morihei como instructor de Daito-ryu. El diploma de Daito-ryu
eimeiroku data del 15 de septiembre de 1922, en el cual Ueshiba era premiado
con su certificado kyoju dairi, y claramente queda obligado a pagar tres yens a
Sokaku, por cada estudiante que inscriba en su dojo. Después cada uno acusó al
otro por un abuso en asuntos económicos, e incluso Takeda informaba en sus
últimos seminarios revelando la naturaleza irresoluble del desacuerdo entre
ellos.
En conclusión, quisiera mencionar algunos aspectos
positivos de la relación entre estos dos grandes maestros del Budo. Primero, la
deuda técnica de Aikido al Daito-ryu es inmensa; es difícil encontrar un
movimiento en Aikido que no sea original del estilo de jiu-jitsu de Takeda. Por
otro lado, la supervivencia y futuro del Daito-ryu, como un arte marcial
tradicional japonés, ha sido garantizado por la tremenda difusión internacional
del Aikido. De hecho, a menudo se escucha a los practicantes de Daito-ryu
referirse a su arte como Aikido!. En ningún evento las dos artes marciales
están totalmente vinculadas y permanecerán, a pesar de los malentendidos,
tendencias y reproches que han sido perpetuados hasta hoy.
Si Sokaku Takeda puso la base técnica para el posterior
desarrollo del Aikido, fue Onisaburo Deguchi, líder de la secta Omoto, quien
ofreció la llave espiritual que penetró de acuerdo con la orientación religiosa
de Morihei.
El nacimiento de la religión Omoto, a principios de este
siglo, se debe a la influencia de dos personas carismáticas. La primera, su
fundadora (que era analfabeta), una campesina llamada Nao Deguchi (1836-1918).
El otro fue el excéntrico y energético Onisaburo Deguchi, quien desarrolló el
incremento de importancia de la no ortodoxa secta religiosa.
Nao Deguchi estuvo en la miseria durante toda la primera
parte de su vida, y se había encontrado con las tragedias de perder a su marido
y varios de sus hijos a edades muy tempranas. En 1896, a la edad de 56 años,
estuvo muy desesperada, y, según ella, entró en trance y fue poseída por un
espíritu benévolo. La analfabeta Nao empezó a escribir cosas, que ella misma
era incapaz de leer. Sus escritos contenían revelaciones respecto al espíritu y
crítica social. Según estos escritos, la humanidad necesitaba adoptar una nueva
moral y revitalizar las instituciones sociales. Su visión se basaba en un Dios
Universal, que considerara a todos los seres humanos iguales, una creencia que
estaba en directa oposición con la religión Shinto, que se centra en la figura
divina del Emperador.
Nao ya había empezado a juntar seguidores cuando Onisaburo apareció en
escena en 1898. Onisaburo estaba muy interesado en el Shamanismo, y también
había entrado en una serie de trances que le revelaron que su misión espiritual
era salvar a la humanidad. Onisaburo se casó con la hermana de Nao, Sumiko, la
cual adoptó el nombre de la familia de Deguchi, y llegó a ser la fuerza
dinámica detrás del incremento explosivo de la joven religión Omoto. Deguchi
preconizaba el amor y la bondad, tenía la idea de unificar la moral a través de
la religión. Soñaba con la construcción de un Reino Pacífico en Mongolia
mediante la fuerza de nuevas religiones, libres de las ataduras de las viejas
costumbres, y con la finalidad de unificar Asia y hacerla prosperar.
Basada en Ayabe, cerca de Kyoto, la secta Omoto floreció
en las primeras dos décadas del siglo XX. Morihei Ueshiba hizo su primera
visita a la edad de 36 años al centro principal de la religión, los seguidores
de la secta ya eran cientos de miles.
En diciembre de 1919, Ueshiba, entonces residente en
Shirataki-mura al norte de Hokkaido, recibió un telegrama comunicándole la
situación crítica de su padre, y su inmediato retorno a Tanabe. Mientras pasaba
el tren por la zona de Kansai, Morihei mantenía aparentemente una conversación con
un pasajero, que hablaba entusiasmadamente de la religión Omoto, le habló de
las increíbles enseñanzas de esta secta, de sus curas milagrosas, y de su
carismático líder, Onisaburo Deguchi. Por el problema emocional que tenía
Morihei, decidió hacer una parada en Ayabe, y terminó pasando varios días allí.
Mientras rezaba por la recuperación de su padre, rápidamente se sintió bajo el
hechizo de la simpatía de Onisaburo.
A la llegada de Morihei a Tanabe, se encontró que su
padre había muerto. La muerte de su padre lo hundió en un estado de presión; en
un intento de encontrar la vía espiritual, decidió irse con su familia a Ayabe,
en la primavera de 1920.
Bajo la guía de Onisaburo Deguchi, Ueshiba estaba
ocupado en el desarrollo espiritual. El entusiasmo y trabajo duro de Morihei
rápidamente ganó la confianza de Onisaburo.
Habiendo aprendido las habilidades marciales de Morihei,
el líder Omoto, decidió que se enseñara artes marciales a todos los seguidores
de la religión. Deguchi solía decir: “Hay conmigo un magnífico guerrero”.
Probablemente por esto mucha gente visitaba su casa entre ellos el
vicealmirante Seikyo Asano, quien proporcionó al Fundador valiosos contactos en
la Marina y más tarde le sirvió de mentor cuando se trasladó a vivir a Tokyo.
Esto le llevó a abrir su primer dojo en su residencia privada, el Ueshiba Juku
dojo, donde enseñaba las técnicas Daito-ryu jujutsu, que había aprendido de
Sokaku Takeda. La reputación de Ueshiba crecía constantemente, y el rango de
los practicantes, en el pequeño dojo de Ueshiba, creció hasta el nivel de
incluir personal naval del puerto de la ciudad de Maizuru. Hidetaro Kubota,
Yutaka Otsuki, Sogetsu Inagaki, Gunzo Oshikawa y Yoichiero Inoue fueron todos
alumnos suyos. Kubota (cuyo nombre actual es Nishimura; 6º Dan de Judo) era por
aquella época estudiante en la Universidad de Waseda y una prominente figura en
el campo del judo estudiantil, e influyó en mucha gente para que practicaran
Aikido, entre ellos Kenji Tomiki y Nobubumi Abe. Es fácil de imaginar el
orgullo que Onisaburo debió sentir teniendo a un artista marcial de la talla de
Morihei.
Sokaku Takeda visitó Ayabe en 1922. Es suficiente decir
que el periodo de estos cinco meses de entrenamiento intensivo, bajo el
exigente Takeda, aumentó considerablemente la comprensión de Ueshiba sobre las
técnicas de Daito-ryu. Como siempre, a causa de la enemistad mutua entre
Onisaburo y Sokaku, la última visita inesperada a Ayabe también acabó con
ciertas tensiones en la relación entre Morihei y su maestro de jiujutsu que
nunca cicatrizaron.
Ueshiba puso sus habilidades marciales a prueba dos años
después, en febrero de1924, cuando acompañaba a Onisaburo como su
guardaespaldas en Mongolia donde intentaban establecer una colonia de la
religión Omoto. Para ello Deguchi se había puesto en contacto con la religión
Putienchiao de Corea y la Taoyiian Hung-wantzahui de China. A comienzos de la
primavera de 1924 tomó la decisión de viajar a Mongolia cuando fuese más
oportuno, e invitó a Matsumi Matsumura y al Fundador al templo Shounkaku en
Ayabe, les resumió el programa y les pidió que viajaran con él. Deguchi había
sido implicado en 1921 en el llamado Escándalo Omotokyo (por falta al
Emperador), así que su partida había de hacerse en el más riguroso secreto. La
mayoría de los confidentes no fueron avisados. El grupo tomó un tren en Ayabe
el 13 de febrero de 1924, a las 3,38 de la mañana. El Fundador se unió al grupo
en Tsuruoka, y partieron para Manchuria y Mongolia. La incierta meta del grupo
era llegar a Mukden y entrevistarse con Lu Chan-K´uei, un general de Chang
Tso-Lin, que les ayudaría a infiltrarse en Mongolia. Sin embargo, China tenía
problemas internos en ese momento y el grupo de Deguchi se encontró rápidamente
sin ayuda y convertidos en fugitivos. No había carreteras, escaseaba la comida
y lo único que podían hacer era seguir huyendo del enemigo. Durante los cinco
meses que duró el viaje, el Fundador siempre estuvo al lado de Deguchi
compartiendo su suerte. En cierta ocasión, durante un ataque por sorpresa
llevado a cabo por las fuerzas locales, todo el grupo fue capturado, robándoles
todo lo que poseían, incluidos los zapatos y la ropa. Fueron encadenados y
obligados a llevar taparrabos como única ropa, y permanecieron encarcelados
durante algún tiempo en paiyintails. La actitud del Fundador le hacía destacar
sobre los otros, y desde el mismo momento de su arresto sus captores sintieron
que se trataba de un hombre extraordinario. Por esta razón le trataron con más
severidad, obligándole a llevar grilletes y cepos. En un momento dado fueron
llevados ante el pelotón de ejecución. En medio del camino, los cuerpos de las
fuerzas de Lu se amontonaban en el suelo tras haber sido tiroteados momentos
antes. El grupo no mostró miedo, caminando por entre los cadáveres
tranquilamente hacia su destino. La actitud del Fundador en ese momento crítico
fue especialmente imperturbable, mostrándose tan seguro como en su vida normal.
Se dice que los otros le miraban fijamente, asombrados. Afortunadamente la
intervención del cónsul japonés en Chenkiatum fue capaz de salvar a Onisaburo y
compañía. Fueron deportados, y devueltos a Japón bajo la vigilancia de la
policía japonesa. A su llegada a Port Moji el 25 de junio de 1925 fueron
recibidos por un gran gentío que les aclamaba como si de héroes se tratara. Si
bien habían fallado sus planes, el Fundador había tenido la oportunidad de
poner a prueba su autodisciplina diaria. En Ayabe Ueshiba reanudó con entrega
su vida anterior de estudio y se concentró en profundizar en el secreto del
budo. Las montañas de Ayabe ofrecían un excelente escenario para el estudio y
la práctica. Allí eligió el Fundador un lugar apropiado e instaló colgadas en
círculo bajo los árboles siete u ocho bolsas de esponja que ensartaba una por
una, de forma magistral, con una lanza de práctica de nueve pies de longitud.
Sus diestros movimientos quedaron grabados para siempre en la memoria de sus
discípulos.
Más tarde, Ueshiba fue gradualmente atraído de Ayabe a
Tokyo para enseñar su estilo de jiu-jitsu a un número de prominentes personas,
incluido el Almirante Isamu Takeshita, y el antiguo primer ministro Gombei
Yamamoto. Después de varias visitas a la capital para dar seminarios, se fue
allí con su familia en 1927. Esto no significa que su relación con la religión
Omoto, o con Onisaburo Deguchi, desapareciera. De hecho el respeto de Onisaburo
por Morihei continuaba. Se planeó el establecimiento del Budo Senyokai en 1932
bajo el patrocinio de Omoto. El presidente de la organización era, por
supuesto, Morihei Ueshiba. Se abrieron dojos por todo Japón, principalmente en
áreas donde hubiera concentraciones de creyentes Omoto, las clases eran
dirigidas regularmente en Ayabe, Kamekoa, y la pequeña ciudad de Takeda. Takeda
era el lugar donde estaba el dojo en el cual muchos de los más fuertes artistas
marciales practicaron. Instructores del Dojo Ueshiba Kobukan, de Tokyo,
incluidos Noriaki Inoue, Hisao Kamada, Gozo Shioda, y Rinjiro Shirata, fueron
enviados allí regularmente a enseñar.
Las actividades del Budo Senyokai finalizaron como resultado
del segundo incidente Omoto, que ocurrió en diciembre de 1935. Muchas de las
propiedades Omoto fueron destruidas. Onisaburo fue arrestado, y condenado por
disturbios. Ueshiba fue forzado a ocultarse durante un periodo, hasta el final
de la guerra, con lo que no pudo asociarse libremente con la religión. Las
acciones de Ueshiba para distanciarse de la religión durante este periodo
fueron criticadas por ciertos elementos internos de la secta. Como siempre,
abrir el soporte del religión Omoto en este clima político hubiera destruido
todo el trabajo realizado.
Kisshomaru Ueshiba nació en Ayabe, en la Prefectura de
Kyoto, el 27 de junio de 1921, es el tercer hijo de Morihei Ueshiba. El
Fundador vivía junto con su familia cerca de uno de los más importantes centros
de la religión Omoto, en Ayabe, donde era un participante activo. Morihei
también entrenó a unos cuantos estudiantes en un pequeño dojo, conocido como el
Ueshiba Juku, dentro de su casa. Era aquí donde el famoso profesor de
Daito-ryu, Sokaku Takeda, pasó varios meses en 1922. Morihei Sensei se
trasladó, junto con su familia, a Tokyo, en 1927, donde Kisshomaru realizó gran
parte de sus estudios. Le preguntaron en una entrevista en 1983, sobre cuándo
empezó a practicar artes marciales, él respondió: “Hay un Proverbio Japonés que
dice: -Un mercader cerca de un templo pronto cantará un sutra sin enseñárselo-.
A mí me ocurrió lo mismo, empecé mi práctica siendo aún un niño. Alrededor de
1936 empecé mi entrenamiento, haciendo de Uke para mi padre, cuando iba a hacer
demostraciones. Practiqué un poco de Kendo... y, también, Kashima Shinto-ryu,
un estilo muy antiguo”. Ya en 1938, en el Manual de Entrenamiento de Budo,
publicado por Morihei, Kisshomaru aparecía en muchas fotos de Uke.
Después de terminar el bachillerato, el actual Doshu,
fue a la Universidad de Waseda, y se licenció en económicas en 1942. Fue
también por esta época, a principios de la Segunda Guerra Mundial, cuando
Morihei Ueshiba, que se había ido a vivir a la Prefectura de Ibaragi, encargó a
Kisshomaru la dirección del Dojo Kobukan. Durante un tiempo, el dojo estaba
casi vacío de estudiantes, y las obligaciones de Kisshomaru eran meramente
administrativas. Era también, en 1942, cuando el término “Aikido” se hizo
oficial, siguiendo la política de estandarización de nombres, defendida por la
asociación Butokukai. A la pérdida de alumnos, se sumó el peligro que suponían
los bombardeos a Tokyo. En una ocasión, siendo todavía estudiante en la
Universidad de Waseda, Kisshomaru, con la ayuda de varios vecinos, apenas
consiguieron salvar el dojo de un incendio en la calcinada área de Shinjuku.
Inmediatamente después del fin de la guerra, la práctica
de artes marciales fue prohibida por el Cuartel General de las Fuerzas Aliadas,
y Kisshomaru abrió el dojo a unas cien personas que se habían quedado sin casa
después del devastador conflicto. Dividió su tiempo entre Tokyo e Iwama,
durante este periodo. Con una esposa, y dos hijos, hambrientos, Doshu tuvo que
trabajar a jornada completa en empresas de seguridad, y enseñar Aikido por la
mañana y por la noche, para poder alimentar a su familia. Su padre se quedó en
Iwama entrenando a algunos estudiantes, entre ellos Morihiro Saito. La práctica
en Tokyo creció constantemente, por lo que Kisshomaru comenzó a impartir clases
a gente que desconocía totalmente el arte. El mayor cambio que se produjo en
este sentido fue la demostración que se celebró en el gran almacén Takashimaya
en 1956, donde, por primera, vez grandes maestros estuvieron junto con Morihei
Ueshiba.
Kisshomaru escribió su primer libro, apropiadamente
titulado “Aikido”, en 1957, junto con otras veinte obras más, publicadas en
intervalos regulares.
El Aikido crecía constantemente, y se abrieron dojos en
ciudades y escuelas por toda Japón. El nombre de Aikido era conocido por la
mayoría de los japoneses, que podían, al menos, identificarlo como un arte
marcial.
La siguiente frontera del Aikido se encontraba fuera de
Japón; y Kisshomaru empezó a mandar grandes profesores al extranjero a abrir
dojos y, aunque precedido por Koichi Tohei, él mismo viajó a EEUU, por primera
vez, en 1963.
A mediados de los 60, un gran número de personas se
apiñaban para entrenar en el Aikikai Hombu Dojo, junto con una oleada de extranjeros
que iban a Japón a entrenar a la Meca del Aikido. El Fundador era muy mayor
para dar clases, tenía ya los ochenta, con lo que Kisshomaru, y Koichi Tohei,
eran las mayores figuras en el dojo. Después de la muerte de O’Sensei Morihei
Ueshiba, en 1969, hubo una ruptura entre el nuevo Doshu y Tohei, que era el
director del grupo, el cual gradualmente se fue desarrollando y, al final,
abandonó el Hombu para crear su propia escuela en 1974.
A mediados de los 70, el Aikido había crecido hasta el
punto de que Doshu, y el más viejo Shihan del Aikikai, creyeron que era hora de
crear una “Federación Internacional de Aikido”. Las federaciones nacionales
fueron reconocidas en numerosos países, las cuales estaban controladas por la
Zaidan Hojin Aikikai. Doshu empezó a dar cursos por muchos países de EEUU,
Europa, e incluso América del Sur. En 1977, tras una larga espera, Doshu
publica un libro, “Aikido Kaiso: Morihei Ueshiba”, el cual es considerado el
trabajo más fidedigno de la vida de su padre. Además hoy en día, su propio
hijo, Moriteru, es llamado “El tercer Doshu de Aikido”, y para ello la
preparación del joven Ueshiba va creciendo para el día de su sucesión.
El enfoque de Kisshomaru sobre el Aikido hace hincapié
en la suavidad que rodea al movimiento. Dijo una vez que el término “maru”, de
su apellido, simboliza el punto de vista de la esencia circular de la técnica
de Aikido. En términos filosóficos, Kisshomaru resumió sus principios,
respetando el arte creado por su padre, con esas palabras. Los movimientos de
Aikido están en perfecta armonía con los movimientos del espíritu. Si alguien
habla sobre aspectos espirituales o derribar a tu oponente sin perjudicarlo,
después de haberlo golpeado y pisoteado, no es convincente. En Aikido,
entrenamos el cuerpo y la mente con movimientos suaves, que están en armonía
con la naturaleza.
Kisshomaru es muy activo, y hace demostraciones y da
conferencias en Japón y en el extranjero. Normalmente imparte clases en el
Aikikai Hombu tres días a la semana; además esta trabajando en un nuevo libro
sobre la filosofía del Aikido.
Uno de los aspectos más fascinantes del estudio de la
historia del Aikido es el gran número de figuras importantes de la sociedad
japonesa que se encuentran. Durante la larga vida de Morihei Ueshiba, tuvo
relaciones y contactos con muchas personas importantes, no solo del mundo de
las artes marciales sino también de la política, el ejército, las finanzas,
etc. Una persona en particular, prácticamente desconocido por los actuales
practicantes de Aikido, fue esencial en el desarrollo de este arte antes de la
guerra en Japón. Era el Almirante Isamu Takeshita. El Almirante Takeshita es
mencionado frecuentemente en conversaciones de viejos maestros, que conocieron
a Morihei Ueshiba durante sus años en Tokyo antes de que estallara la Segunda
Guerra Mundial. Nació en Kagoshima en diciembre de 1869. Takeshita era miembro
del clan Satsuma, en ese periodo, el clan Satsuma, era conocido por enseñar a
oficiales de la armada; mientras el clan Choshu enseñaba a oficiales del
ejército de tierra. Las relaciones entre Takeshita y Ueshiba comenzaron como
resultado de la incorporación de otro almirante, Seikyo Asano. Asano era
creyente de la religión Omoto, y comenzó a practicar Daito-ryu Aikijujutsu en
Ayabe, en 1922. Impresionado por el arte de Ueshiba, Asano lo recomendó a
Takeshita, su colega en la Academia Naval en Tokyo. Tras ver el arte de
Ueshiba, en Ayabe, sobre el año 1925, quedó totalmente convencido que era un
artista marcial excepcional. Tras el regreso de Takeshita a Tokyo, presentó una
fervorosa recomendación de Ueshiba, al retirado Almirante Gombei Yamamoto (un
antiguo primer ministro), y para ello Ueshiba hizo una demostración en la casa
de Takeshita ante un selecto público. De ahora en adelante, el almirante
jugaría un papel importante en la promoción de las actividades de Ueshiba, ante
la elite de la sociedad japonesa. Esto tuvo como consecuencia que muchos
oficiales del ejército, altos cargos políticos, y adineradas personas fueran
devotas del especial estilo de jiujitsu de Ueshiba. Además, Kenji Tomiki, quien
luego crearía un estilo competitivo de Aikido, también empezó a entrenar en
esta época. El Almirante Takeshita no era sólo un admirador del arte de
Ueshiba, sino también un gran practicante, a pesar de sus 50 años. Practicó
asiduamente durante muchos años, y durante un tiempo Ueshiba enseño en la
mansión de Takeshita. Además, el almirante se encontró con el profesor de
Ueshiba de Daito-ryu jiujutsu, Sokaku Takeda, en varias ocasiones. Takeshita
tal vez hubiera recibido clases por Takeda, aunque su nombre no aparece en los
libros de Daito-ryu. Sabemos, por ejemplo, que Takeshita asistió al seminario
dirigido por Takeda en el dojo de Ueshiba, en 1931. Posteriormente, el hijo de
Sokaku (actual Soke de Daito-ryu), Tokimune Takeda, dice que el Almirante
Takeshita escribió un artículo en una revista titulado: “The Story of the
Bravery of Sokaku Takeda” (La historia del valiente Sokaku Takeda).
Desafortunadamente, este artículo no se conserva. Fue durante los primeros años
de práctica en Tokyo de los que Takeshita escribió cientos de páginas de notas,
con el contenido de las sesiones de entrenamiento de Ueshiba. Las anotaciones,
escritas a mano, consisten principalmente en descripciones detalladas de las
técnicas de Daito-ryu, enseñadas por Ueshiba. Esas notas, representan un
importantes legado, no solo para los practicantes de Aikido, sino también para
los de Daito-ryu. Constituyen una evidencia adicional de la íntima relación
entre las dos artes. Algo impresionante de la juventud de Takeshita, que no
puede ser olvidado, es la relación que tuvo con el Presidente Theodore
Roosevelt. Roosevelt, es bien conocido por hacer de mediador en la Guerra
Ruso-Japonesa, por lo que ganó el Premio Nobel de la Paz, en 1906. El
presidente conocía la existencia del jiujitsu, como buen deportista que era,
por lo que invitó al principal discípulo del fundador del Judo (Jigoro Kano),
Yoshiaki Yamashita, a ir a América a enseñar el arte. Incluso existe una
fotografía de Roosevelt, del 13 abril de 1904, dedicada al “Prof. Y.
Yamashita”. La persona que actuó de intermediario, por parte de Yamashita, fue
el Almirante Isamu Takeshita. Además, de sus conexiones con el mundo del Judo y
del Aikijujutsu de Ueshiba, Takeshita salió del fondo del mundo del sumo, y
ejerció una considerable influencia para que llegara a ser deporte nacional.
También sirvió durante un tiempo como director de la Asociación de Sumo.
Durante los años de oro del Dojo Kobukan de Ueshiba, en
los años 30, Takeshita actuó como patrocinador, y frecuentemente aparece al
lado de Ueshiba en muchas fotos de este periodo. Takeshita, también participó
en una gran demostración de Kobudo, en 1935, como representante de Daito-ryu
Aikijujutsu. En esta ocasión era indudablemente el delegado del dojo de
Ueshiba. En 1939, se incorporó al Dojo Kobukan de Ueshiba. Al año siguiente se
creó la Fundación Kobukai, el precursor de la Aikikai. El Almirante Takeshita
fue el primer presidente de la fundación.
Los contactos de Takeshita con la familia imperial llevó
a una demostración en el dojo del Palacio Imperial Sainenkan en 1941. Ueshiba
primero rechazó la invitación, porque él no quería demostrar “falsas” técnicas
ante semejante audiencia. Con esto quería decir que si hacía técnicas “reales”
su compañero podría morir!. Finalmente, el Almirante Takeshita, siempre tan
diplomático, persuadió a Ueshiba a enseñar sus “mentiras” de cualquier modo.
Gozo Shioda, uno de los principales estudiantes de Ueshiba en ese momento,
cuenta la historia de cómo su maestro, incluso estando enfermo, hizo una
exhibición espectacular de sus conocimientos, en esa ocasión. El otro Uke de
Ueshiba, durante esta demostración, Tsutomu Yukawa, cometió el error de atacar
sin entusiasmo a su profesor enfermo. La mala gana de este Uke le hizo acabar
con un hombro dislocado!.
Después del comienzo de la guerra, cuando muchos de los
estudiantes de Ueshiba se dispersaron, el nombre de Takeshita dejó de ser
mencionado en el contexto del Aikido. Todos los informes sobre el Almirante
Isamu Takeshita lo describen como agradable, inteligente y noble. Doshu
Kisshomaru Ueshiba, durante una entrevista, ofreció el siguiente homenaje al
almirante: “Un hombre que hizo grandes esfuerzos para asegurar el éxito de mi
padre, después de llegar a Tokyo fue el Almirante Isamu Takeshita. Isamu
Takeshita estuvo siempre con Morihei Ueshiba. Sin él no podríamos hablar sobre
el desarrollo del Aikido en este momento”.